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El negocio nuclear busca ganar dinero y para conseguirlo ahorran en seguridad. Ejemplo: Fukushima.
La central estaba proyectada sobre un acantilado a 25 metros sobre el nivel del mar para proteger la planta de los tsunamis, pero TEPCO, la empresa explotadora, decidió poner los reactores a nivel del mar para ahorrarse el bombeo del agua.
Excavaron el acantilado hasta dejar el terreno al nivel del mar y cuando ocurrió el gran terremoto, el tsunami anegó la central nuclear. Después se ha sabido que el terremoto ya había roto las tuberías de refrigeración y el accidente se hubiese producido incluso sin tsunami.
Se sabía que Fukushima estaba expuesta a los tsunamis y se realizaron estudios antes del terremoto avisando del peligro. Pero TEPCO no se gastó ni un yen en proteger la central nuclear.
Ocurrió el desastre nuclear. Supieron que el combustible nuclear de los tres reactores se había fundido a las 14 horas del desastre, pero mintieron diciendo a todo el mundo que la situación estaba controlada. No reconocieron hasta dos meses y medio después que los núcleos (combustible nuclear) de los tres reactores se habían fundido. Las malas noticias las dicen mucho tiempo después, a cuenta gotas, cuando la gente ya no presta atención a la noticia. Intentan que la gente no sepa lo que ocurre y que sigan pensando que la energía nuclear es buenísima cuando es radiactiva.
Uno de los reactores de la central nuclear de Fukushima fue construido sobre un riachuelo. Toda la central nuclear es barrida continuamente por aguas subterráneas que bajan por la ladera en dirección al mar. Es decir, por debajo de los reactores circulan continuamente aguas subterráneas.
También se sabe que las aguas subterráneas entran en los edificios de los reactores que quedaron agrietados tras el terremoto y se contaminan. Por eso la empresa TEPCO coge esa agua que está dentro de los reactores y se ha contaminado de radiación y la guarda en grandes tanques.
Ya tienen más de 1.000 enormes tanques llenos de agua radiactiva. No pueden estar años y años llenando tanques. Por eso han puesto un sistema de «descontaminación» del agua radiactiva que elimina muchos de los elementos radiactivos, pero no todos. Por ejemplo, no puede eliminar el tritio. El agua «descontaminada» la echan al océano. Lo malo es que el sistema de descontaminación falla más que un destornillador de merengue y cuando falla un montón de agua radiactiva va al mar.
Tienen pozos de inspección, en los que toman muestras de agua subterránea y ven que está muy contaminada. Nadie sabe dónde están los núcleos fundidos de los reactores. Son metal fundido muy radiactivo que carcome el acero y el hormigón. Muchos científicos creen que el combustible fundodo ha salido de la contención y está en contacto con las aguas subterráneas que por eso son tan radiactivas. Esas aguas subterráneas circulan libremente y se sabe que un gran número de toneladas diarias de agua radiactiva van al océano.
Para frenar la contaminación del océano, están construyendo una barrera en la costa, para que el agua subterránea radiactiva no llegue al mar, pero parece que el agua llega al mar igualmente porque la barrera tiene fisuras o porque el agua se cuela por los bordes.
Además de la contaminación de las aguas, los reactores de Fukushima siguen contaminando la atmósfera y la seguirán contaminando mientras no se construya un sarcófago en cada reactor como en Chernobyl. El problema es que no han podido construir los sarcófagos porque los edificios de los tres reactores fundidos son tan radiactivos que no se puede trabajar en ellos.
Otro de los problemas son los trabajadores. Un accidente nuclear necesita muchos trabajadores cualificados durante muchos años. En Japón, ya se les están acabando y no hay trabajadores expertos en centrales nucleares de otros países que quieran ir voluntarios. Asi que están contratando a mendigos, parados, etc sin cualificar, que ya han cometido algunos errores importantes. Hace poco se desbordó uno de los tanques de agua radiactiva, al parecer por un error de un operario.
Pero el mayor problema es la población, especialmente los niños que son muy sensibles a la radiación. Cuando explotó el reactor 3, la pluma radiactiva barrió medio Japón, contaminando incluso Tokio. Este reactor tenía como combustible una mezcla de uranio y plutonio llamada MOX, que es mucho más tóxico. Desde el primer momento sabían que la pluma radiactiva llegó a Tokio, pero lo ocultaron a la población japonesa y a todo el mundo. Se supo un año después cuando el parlamento japonés mandó investigar lo sucedido.
Hay enfermos de radiación en Japón, pero lo niegan. Se han comprobado 33 casos de cáncer de tiroides en niños de Fukushima, al igual que ocurrió en Chernobyl, pero siguen diciendo que no hay afectados por la radiación. Desde el desastre no publican datos de cáncer, abortos, nacidos muertos o malformaciones congénitas en la prefectura de Fukushima. Los médicos tienen prohibido hacer público el número de casos. Incluso los datos de fallecidos en la prefectura de Fukushima no se han publicado desde que ocurrió el accidente.
Por favor, seguid preguntando cualquier duda que tengáis, intentaremos responder lo mejor que podamos.
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