Era yo muy pequeño cuando mis padres, unos emigrantes venidos de la Mancha a Valencia tras la riada de 1957, se mudaron a un piso mayor donde poder hacer vida junto a mi abuela por parte de madre y los otros tres hermanos de la familia.
Digamos que en aquel piso fue donde forje mis valores, donde pase de la niñez a la adolescencia y donde conocí a uno de mis mejores amigos de la infancia, Pedro José.
Los padres de aquel niño, en ese momento hijo único, eran muy diferentes a los míos. Mientras los padres de Pedro José le marcaban unos objetivos en los estudios, le obligaban a seguir estudiando en casa o le exigian unas notas mínimas, los mios nunca se preocuparon por mi rendimiento académico. También es cierto que jamás suspendí un examen en la EGB (Educación general básica) y que devoraba uno tras otro todos los libros que había en mi casa donde a pesar de que ninguno de mis progenitores ni mis hermanos tuvieran estudios superiores abundaban de todas las materias posibles.
Mi amigo estudiaba en un colegio privado mientras yo lo hacía en uno público. Sus padres me dejaban juntarme con él porque sabían que yo tenía unas notas excelentes y que aunque mi forma de ser fuera un poco diferente de lo que debería ser un cerebrin, sin duda lo era.
Recuerdo escuchar uno tras otro los grandes exitos de Manolo Escobar mientras PJ (Pedro José) y yo jugábamos en la enorme terraza de la que gozaba aquella familia. Allí fuimos muy felices. Era una especie de zona natural en medio de los bloques de pisos. Los caracoles abundaban y nosotros hacíamos toda clase de experimentos con ellos.
Lo más impresionante de aquella terraza era el enorme ficus que había crecido en muy pocos años dentro de un enorme bidón metálico.
Aquel árbol cuya vitalidad solo tenia el límite de ese macetero metalico tendría nuestra edad y para nosotros era un gigante que proporcionaba una excelente sombra bajo la que jugar.
Los niños de esa epoca salian a la calle a jugar claro. Nosotros también, pero preferíamos quedarnos en casa y los padres de mi amigo hacían unas meriendas difíciles de resistir, la verdad.
Los padres de PJ eran como mi segunda familia y nunca podré agradecerles lo suficiente el haber conocido los programas de La Clave gracias a ellos. Aquellos viernes donde a veces nos dejaban ver la charla tras la película dependiendo de la temática y de si mis padres iban a estar despiertos para abrirme luego la puerta. Aprendí a montar en bicicleta con aquella familia.
Aquel enorme ficus era parte de la familia, y su recuerdo es muy grato para mi. Por eso elegí el enorme ficus que hay en la parte de la Alameda de Valencia para iniciar mi petición de firmas para que se investigue el caso bar España.
No busquéis nada raro.
Lógicamente situar un árbol en medio de miles de árboles no es tarea fácil y por eso indique que está al lado de un templete de música.
Se de sobra que su forma es octogonal, y se que en la antigüedad se utilizaron para realizar rituales sacrificiales, posiblemente de niños. Razones estas añadidas para que el sitio sea excelente para iniciar una lucha contra los satanistas pederastas.
Pero aqui lo verdaderamente importante son los hechos y no las palabras.
¿Queréis ayudarme a que los verdaderos pederastas paguen o dejamos que se salgan con la suya y gente inocente vaya a la cárcel por sacar a la luz estos temas?
Yo estuve este sábado 9 de julio en la manifestación de Valencia para que se judicialice el expediente Royuela. Allí habian miles de personas que querían que toda la verdad salga a la luz, de ese y de otros muchos casos. Incluido el caso bar España del que no puedo contar nada por estar bajo estrictas medidas cautelares.
Por desgracia la organización del evento no dejó que pudiera expresarme ni un minuto para contaros que he iniciado una petición de firmas.
No se puede tapar el Sol con un dedo ni se puede mantener para siempre firme el muro de una presa agrietada. Las mentiras, como decía mi abuela, tienen las patas muy cortas, Y la gente está despertando, es inevitable.
Voy a estar muchos sábados bajo ese ficus que está saliendo del metro de Alameda por la zona del puente masónico construido por Calatrava.
La casualidad es así, me trajo a un enorme ficus cuya sombra cuidará de mí mientras los que quieran se acerquen a conocerme y firmen para adherirse a mi petición ante el parlamento europeo. Por supuesto sin ninguna obligación.
Los enlaces para acceder a la petición los tendrán fijos en un menú especial titulado Petición ante el Parlamento Europeo caso bar España
Recuerden que soy un padre de familia, un trabajador que un buen día se preocupó por esos niños que podréis oír en los audiovisuales anexos a mi petición. Un hombre honesto que puede ir a la cárcel –me piden hasta 40 años de prisión y 2.400.000€ de fianza–, pero no lo hagáis por mí, hacedlo por ellos. Escuchadlos.
Un fuerte abrazo a todos y cuiden de sus familias.
Cualquier donativo será bienvenido.
Mi gratitud por anticipado.
Ahora he iniciado una campaña de crowfunding en la web GO FUND ME desde allí tenéis una pasarela de pagos segura para poder hacer donativos.
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